lunes, 26 de mayo de 2014

CRIMEN Y CASTIGO

CRIMEN  Y  CASTIGO
Saul morales requelme

La novela trata de las vivencias y el crimen consumado del personaje Rodion Raskolnikov que era un estudiante de bajos recursos económicos que tuvo que dejar sus estudios por sus problemas económicos, luego acude con una vieja usurera, de nombre Aliona Ivanovna, a empeñar las únicas prendas de valor que posee. La anciana, envilecida por la codicia presta una pequeña cantidad de rublos -pues se cobra por adelantado los intereses- y despide al joven quien tiene que aceptar el miserable trato. En el camino, Raskolnikov piensa en el lugar donde guardará el dinero. Una taberna se cruza por su camino y decide entrar y beber una cerveza.
Raskolnikov reflexiona sobre su próxima integración a la sociedad. Piensa en su condición de
estudiante que tuvo que salirse de la escuela por falta de dinero. De la misma manera, tiene que “fugarse” de su cuarto para no ser visto por la casera pues debe rentas atrasadas. Marmeladov, un funcionario de gobierno se acerca y le habla pues lo cree un colega. Raskolnikov lo desengaña y siente al principio deseos de hablar con él; al instante, extraña de nuevo su soledad. Marmeladov le habla de su esposa Catalina, de su hija Sonia, de las otros hijos de Catalina y del pasado aristocrático que alguna vez tuvieron. El desenfrenado gusto por la bebida de Marmeladov lo llevaron a la ruina. Catalina no aceptaba a su hijastra al principio, quien pronto tuvo que trabajar. Catalina fue despedida de su trabajo. Los ahorros fueron tomados por el propio Marmeladov quien no tardó en bebérselos. Marmeladov invita a Raskolnikov a su casa. Al llegar encuentra a Catalina cuyo aspecto era demacrado pues, aparte de la miseria, padecía de tuberculosis y los hijos de ésta jugando entre la mugre. Catalina regaña a su esposo y corre a Raskolnikov quien se va pensando al respecto.
Cuando estaba en su cuartucho de Raskolnikov  recordaba permanentemente su condición. Al amanecer Raskolnikov se encuentra en el mismo. Anastasia, única sirviente de la casa lo despierta con té y una carta. La carta es remitida por la madre de Raskolnikov quien al enterarse de que su hijo dejó la escuela por falta de medios, reunió algunos rublos que manda anexo. Más adelante, la madre le escribe sobre Dunia, hermana de Raskolnikov, quien pasó innumerables infortunios y que además, fue corrida de su trabajo luego de que la señora sospechó que mantenía amoríos con su esposo, La humillación fue profunda. Pero al poco tiempo, continúa relatando la madre, La señora Marta Petrovna descubrió una carta que demostraba su completa inocencia y que se trataba de uno más de los deslices de su esposo. Posteriormente, la madre relata que durante el ínterin, Dunia inició relaciones con Don Pedro Petrovich Lujin, consejero del tribunal, y que el enlace será pronto. La madre se disculpa de no haberlo tomado en cuenta al respecto, pero confía en el buen corazón de su Rodion. La madre anuncia a su hijo que Lujin va rumbo a San Petersburgo y espera que lo reciba como merece un señor de su rango. La madre escribe sobre el futuro promisorio que está unión significa y que sin duda las sacara de su miseria pues seguro regresas a la escuela y terminas trabajando para él. Para finalizar, La madre escribe sobre su llegada y la de Dunia a San Petersburgo en las próximas horas. Raskolnikov cierra la carta aturdido y sale de su casa.

Raskolnikov se había resuelto a no permitir esa boda pues, además de no haberlo consultado, algo misterioso y digno de desconfiarse, había leído “entre líneas” en las frases de su madre. Durante el camino, Raskolnikov defiende a una muchacha ebria, y le da dinero a un policía para que la lleve a su casa. El camino lo dirige hacía la casa de su amigo Razumikhin a quien no obstante, ha fingido no verlo para no entablar conversación con él.
Raskolnikov hace cuentas del dinero mandado por su madre y se percata que una considerable suma, la ha regalado. Desvía su camino y entra a un bosque donde duerme en la hierba. Sueña con su padre y una yegua que es golpeada salvajemente por varios hombres. El niño Raskolnikov se precipita a ayudar a la yegua pero es detenido por su padre. Raskolnikov despierta bañado en sudor. Raskolnikov duda de sus planes; la vieja usurera duerme tranquila, tal vez no por mucho tiempo. Raskolnikov sale a la calle y se topa con Isabel, la joven hermana de la vieja. La casualidad se presta y escucha que la vieja Aliona se encontrará completamente sola a determinadas horas.
Raskolnikov no cree en casualidades sino en “signos del destino”, se pregunta el trasfondo que implica el haber salido de su casa y escuchar precisamente las horas ideales para realizar su plan. En otra taberna escucha la mala fama de doña Aliona y sobre todo la despótica forma con la que trata a su propia hermana Isabel. En suma, Aliona Ivanovna era una arpía cuya muerte era deseada por más de alguno por su avaricia y crueldad. Raskolnikov regresa a su casa y duerme en su sillón desecho. A la mañana siguiente es despertado por la criada quien es corrida por el inquilino. Consigue un hacha de una obra cercana y dirige sus pasos a casa de Aliona.
Aliona Ivanovna es asesinada por Raskolnikov. De inmediato coge algunos prendedores y una bolsa. Busca la llave que resguarda el dinero. Escucha ruidos. Entra Isabel quien perpleja contempla la escena. Raskolnikov, sorprendido por lo inesperado, reacciona y la mata. Limpia el hacha. El sonido de unos hombres que tocan a la puerta lo alerta. Al no obtener respuesta se marchan sospechando algo. Raskolnikov toma lo robado, baja unas escaleras y entra aun cuarto vacío que está siendo pintado. Escucha a los hombres y al portero subir y aprovecha para huir. Nadie lo vio salir y nadie lo vio dejar el hacha donde fue encontrada. Raskolnikov llega a su cuarto y se deja caer al sillón.

Raskolnikov despierta abruptamente. Reacomoda una y otra y otra vez las prendas robadas al tiempo que sospecha, que la locura se ha instalado en su ser. Se contradice en sus pensamientos hasta que alguien llama a la puerta. Anastasia le trae un citatorio. El citatorio, es ordinario pero Raskolnikov experimenta una extrema paranoia que lo hace dudar sobre su asistencia. Al retirase la sirvienta, Raskolnikov advierte que se trata de una demanda emprendida por su casera por pagos no efectuados. Finalmente asiste, y haciendo gala de un extremo cinismo, se enfrenta al comisario de policía. Al resolver el asunto de la casera, escucha las primeras investigaciones sobre los asesinatos de la anciana usurera y su joven hermana. Siente deseos de confesarlo todo, pero se calla. De regreso a su casa, el presentimiento de que se ha traicionado con sus palabras lo invade.

Raskolnikov llega a su minúsculo cuarto convencido de que las investigaciones han iniciado y seguramente ya llegaron hasta su domicilio. Todo lo encuentra tal y como lo dejó. Incluido las prendas robadas. ¿Dónde guardarlas? La inseguridad le ordena cambiar constantemente de solución. Finalmente decide esconder lo robado para usarlo tiempo después. Hecho lo anterior, Raskolnikov deambula por las calles. Sus pasos lo llevan de nuevo a la casa de su amigo Razumikhin. Entra y a los pocos minutos se despide. Razumikhin lo invita a quedarse más tiempo y calmar un poco su ansiedad. Raskolnikov se va sin hacer caso de su amigo y pensando que nada ni nadie existe y cosas por el estilo. Una vez en la calle, una señora le ofrece una limosna; entonces, se percata de su miserable aspecto. Se pone enfrente de unos caballos que tiraban un carruaje, vaga sin rumbo todo el día y regresa a su casa a dormir profundamente. Las pesadillas lo despiertan y vuelve a despertar de un mal sueño.

Los delirios acompañaron a Raskolnikov durante su sueño. Al despertar encuentra a Anastasia, Razumikhin, y un empleado de gobierno que le trae dinero en correspondencia a una solicitud hecha por su madre. Raskolnikov duda en firmar y es persuadido por Razumikhin. La criada y el amigo le reclaman el terrible descuido en el cual se encontraba. Razumikhin le pide que no se preocupe tanto y le avisa que intercederá por él con la casera, luego, aprovechando otro sueño de Raskolnikov, Razumikhin, le compra ropa y le da el dinero restante. La visita del medico los interrumpe.

Zossimov, médico amigo de Razumikhin, atiende a Raskolnikov y lo invita a una reunión de amigos. Durante la plática, Raskolnikov descubre que un pintor –que trabajaba en el cuarto donde se escondió- es el principal sospechoso de los asesinatos recientemente cometidos, y que él y su ayudante fueron arrestados. La discusión de los dos amigos y las preguntas de Raskolnikov fueron entonces interrumpidas por la llegada de un inesperado visitante.

Pedro Petrovich Lujin, majestuoso y un tanto soberbio pregunta por Raskolnikov. Raskolnikov se presenta y trata con ironía y desdén al prometido de su hermana. Lujin trata de mantener un buen ambiente que no existe y se extraña del frío recibimiento del muchacho. Sin desanimarse, Lujin les platica de sus planes y que se aloja en un departamento compartido con su amigo Andrés Semionovich sin embargo sus intentos fueron en vano. Zossimov y Razumikhin continuaron platicando de los asesinatos y Raskolnikov se mantuvo lejano y agresivo. Finalmente, Lujin es corrido por Raskolnikov.

Cuando estuvo de nuevo solo, Raskolnikov se marcha de nuevo a la calle con el dinero que había recibido. Se interna por las calles y por la noche se mete a una taberna. Ahí se encuentra con un amigo de Razumikhin y ambos hablan sobre los asesinatos. De manera irónica, Raskolnikov le “confiesa” el lugar donde escondió el dinero. Al salir se encuentra con Razumikhin, sin embargo, Raskolnikov, presa de sus contradicciones, lo corre de su lado. Todos coinciden en los continuos delirios de Raskolnikov. Éste por su parte, visitó el lugar del crimen. Ahí encontró a unos trabajadores. Raskolnikov pregunta por las manchas de sangre y muestra una actitud sospechosa. Los trabajadores lo echan y Raskolnikov se encuentra vagando de nuevo hasta que un grito le llama la atención.

Raskolnikov llega a un accidente. Un borracho se lanzó frente a un coche. Raskolnikov lo recuerda: es Marmeladov. Rápidamente se presta a llevarlo a su casa y paga los gastos. Por segunda ocasión, Raskolnikov llega a casa de la tísica Catalina y sus hijos. La mujer lo recibe angustiada y recrimina a su esposo por sus interminables borracheras, sin embargo el accidente fue fatal y todos notaron que Marmeladov agonizaba. La madre manda a una de sus hijas por Sonia la primera hija de Marmeladov- un médico y un sacerdote. Catalina cuestiona duramente los “designios” del señor. Se muere su esposo que sólo le ha traído malestares y miseria. Marmeladov muere y Raskolnikov le obsequia a Catalina el dinero que posee para los gastos funerarios. Sonia se percata del gesto del joven y llora la muerte de su padre. Al retirarse Raskolnikov, es interceptado por una media hermana de Sonia para preguntarle su nombre y dirección. Más seguro de sí, Raskolnikov se dirige a casa de Razumikhin y encuentra a su amigo bebiendo con otros más, entre ellos al médico quien le recomienda reposo. Básicamente, Zossimov considera que Raskolnikov está loco y por ellos lo atiende según le confesó Razumikhin- Raskolnikov se despide y es acompañado por Razumikhin, borracho, a su casa. Cuando llegaron encontraron a dos mujeres esperando a Raskolnikov: Su madre y su hermana. Raskolnikov se desmaya de la impresión.

Pulkeria Alejandrovna y Abdocia Romanovna (Dunia) se encuentran frente a Raskolnikov quien pasa de una emoción a otra. Le dice a su hermana que corrió a su pretendiente, que jamás permitirá el enlace y que no quiere que se case y sacrifique su vida por él. La madre y la hermana no reconocen del todo a su hijo. Es obvio que una enfermedad se ha apoderado de su mente. Razumikhin las convence de dejarlo solo y se ofrece a acompañarlas al lugar donde se aposentan. La madre se niega a dejar a su hijo pero termina cediendo. En el camino, Razumikhin les dice que ira por su amigo médico y en cuanto tenga su diagnóstico, las iría a visitar. Les promete no abandonar a Raskolnikov y apoya su postura contra el presumido pretendiente, sobre todo cuando llega al cuarto de mala muerte que había alquilado para su novia y futura suegra. La belleza de Dunia lo impresiona. Razumikhin cumple con todo e impresiona a las mujeres.

A la mañana siguiente, Razumikhin amaneció crudo y arrepentido de varias cosas que había dicho por su avanzado estado de ebriedad. Raskolnikov duerme. Al visitar a Dunia y a su madre y ser recibido como todo un héroe se reconforta su ego. Razumikhin reconoce que su pobreza es evidente. La madre le enseña a su salvador, una carta de Pedro Petrovich en la cual se disculpa por no haberlas ido a recoger y les informa la indignante forma en que Raskolnikov lo echo, además de presenciar como daba el dinero a una mujer de dudosa reputación, se refiere a Catalina, esposa de Marmeladov cuando murió- que con tantos sacrificios le mandaba. La madre rompía en llantos. Dunia propone visitar a Raskolnikov y cuenta la noticia de la muerte de Marta Pretovna (La señora que la corrió de su casa pues creía que sostenía idilio con su esposo y que después redimió públicamente) Cuando llegaron encontraron al médico atendiéndolo.

Raskolnikov se sentía mucho mejor. El médico le sugiere aprovechando su lucidez que piense en su rehabilitación. Una reconciliación familiar sucede, Raskolnikov le pide perdón a su madre por haber regalado el dinero que le envió y platica lo sucedido. La noticia de la muerte de Marta Pretovna resurge y se comenta que su esposo Aracadio Svidigrailov la golpeó la noche que murió. Raskolnikov se irrita y surge otra discusión familiar. La madre enseña la carta de Lujin a Raskolnikov y éste sospecha más de aquel personaje radicalizando su postura. Lujin no es un abogado, es un farsante. Mañana habrá una reunión familiar a la que asistirá Lujin; Raskolnikov y Razumikhin invitado por Dunia.

Sonia llega imprevistamente. Raskolnikov la desconoce de momento y luego la invita a pasar. Sonia llega con el propósito de invitarlo a los servicios funerarios de su padre y a una comida en honor a él que su madrastra Catalina ofrece. La joven se deshace en elogios. Dunia y Pulkeria invitan por su parte a Razumikhin a comer y parten de ahí. Una vez solos, Raskolnikov pregunta a su amigo, que si conoce al juez Porfirio Petrovich quien trabaja en el caso de los asesinatos- pues quiere recuperar las prendas que un día antes empeñó. Razumikhin asiente. Sonia y los amigos bajan y entonces un personaje que pasaba por ahí, al escuchar el nombre de Raskolnikov, miró rápidamente el lugar y se puso a seguir a Sonia. El burgués de alrededor de cincuenta años que seguía a Sonia, lo hacía con pleno convencimiento de conocerla. Sonia siente su presencia y al llegar a su casa el burgués la saluda pues vive en el mismo edificio, en el departamento de al lado.
De camino a casa de Porfirio Petrovich, Raskolnikov siente indecisión sobre lo contraproducente de ir y levantar sospechas. Pero en el camino, al notar que Razumikhin se había esmerado en su arreglo personal, y sospechando que la razón era su hermana, comenzó a burlarse sin piedad.

 El juez Porfirio Petrovich los recibe con gusto y cuestiona siempre con agudeza, siempre certero a Raskolnikov. Para Raskolnikov no hay duda: Porfirio Petrovich sospecha de él considerando que el mismo Petrovich conservaba un artículo de su reciente época de estudiante, donde Raskolnikov cuestionaba la moral del asesino con respecto a personas indeseadas y la misión que algunos llevan acuestas. Porfirio es sagaz y platica con doble sentido con Raskolnikov. Se despiden y Porfirio lo cita para mañana y ver el asunto de las prendas.
Raskolnikov se despide de Razumikhin y le jura sentirse bien. En su cuarto duerme un poco bajo el cuidado de Anastasia. Las pesadillas se vuelven a presentar. Al despertar, un hombre que no conocía lo miraba con atención.
Raskolnikov llega a casa de Sonia y se entera de que un pequeño apartado de la casa le es rentado. La joven lo recibe con entusiasmo pero Raskolnikov llega con el propósito de despedirse. La joven lo nota turbado y lo trata de calmar. Sonia platica de Catalina y sus continuos desvaríos a causa de la tuberculosis. Raskolnikov es cruel y le contesta que los días de Catalina están contados por su avanzada enfermedad y que ella tendrá que cuidar a sus hermanastros. Sonia se asusta pues su pobreza es extrema. Raskolnikov besa los pies de Sonia y muestra su aspecto más escéptico. Raskolnikov le pide huir con él. Sonia se siente confundida. Raskolnikov se despide con la promesa de regresar mañana y decirle quien fue el asesino de su amiga Isabel. Del otro lado de la pared, un hombre escucha con atención la plática: Arcadio Svidrigailov.
Una inesperada visita interrumpe la entrevista. EL pintor sospechoso de haber matado a las mujeres entra de pronto declarándose culpable. Porfirio se muestra nervioso y hace sacar al enloquecido obrero. Despide a Raskolnikov que se va convencido, de que fue torturado para hacerlo confesar.

Raskolnikov encuentra llorando a Sonia. Su sarcasmo se mezcla con su lado más humano. Sonia no entiende los discursos de Raskolnikov. El muchacho se vierte en la crueldad y le recuerda que hoy le diría quien había matado a su amiga Isabel. Sonia se pasma de la confesión e invita a Raskolnikov a que busque la expiación. Andrés Semionovich toca la puerta de repente.

Más adelante, Arcadio platica de Dunia. El libertino de Aracadio le narra sus secretos y habla de los intentos de Dunia cuando trabajaba para él de llevarlo por el camino correcto pues el mismo Arcadio reconoce que las mujeres en general, son su debilidad. Su próxima boda con una joven de 16 años lo entusiasma. Raskolnikov repara que se encuentra frente al hombre que desinteresadamente, ayudo a Sonia y a sus hermanastros.

Sonia recibe a Raskolnikov. No acepta su despedida y sigue a Raskolnikov quien entra a la policía. Ahí se entera del suicidio de Aracadio. Raskolnikov sale y vuelve a entrar. Finalmente, Raskolnikov confiesa haber asesinado a Aliona Ivanovna y a su hermana Isabel
Raskolnikov fue condenado a trabajos forzados en Siberia durante un lapso de 8 años. La sentencia no fue del todo excesiva pues: nunca uso del dinero robado, de hecho no sabía con exactitud el monto del botín- Cometió los asesinatos con la puerta abierta, narró absolutamente todo sin omitir nada y lo más importante, se confeso culpable cuando un obrero de probados desequilibrios mentales lo había hecho. Se dictaminó que había matado por demencia momentánea. Y se usaron los testimonios de Razumikhin y su amigo el doctor. Al preguntarle a Raskolnikov sobre el móvil; contestó con absoluta franqueza. La extrema miseria que lo había sacado de la escuela de derecho fue la punta del desastre. Al ser cuestionado sobre su razón para confesar simplemente dijo por arrepentimiento.
La madre enfermó desde el inicio del proceso y fantaseaba con frecuencia de que su hijo era muy poderoso y que por eso se encontraba lejos. Dunia y Razumikhin se casaron y ambos junto con Sonia, visitaron a Raskolnikov. La muerte de Pulkeria fue sabida por Raskolnikov tiempo después a pesar de que Sonia quien lo había seguido hasta Siberia se escribía con frecuencia con ellos.

Raskolnikov se había sumido en la más profunda indiferencia. Todo le importaba poco o nada. Las frecuentes visitas de Sonia eran lo único que lo reconfortaba. Sin embargo, al tener la joven que trabajar, comenzó a reducir sus visitas. Raskolnikov resiente su ausencia. Una tarde que tuvo que trabajar al aire libre, la encontró de frente a él. Sonia le tomó las manos y Raskolnikov lloró por esos siete años que todavía tendrían que transcurrir. Pero alguien lo estaría esperando. A partir de la mañana siguiente, Raskolnikov no volvería a ser el mismo.




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