sábado, 5 de abril de 2014

Antígona: El Deber sobre el Derecho

Antígona: El Deber sobre el Derecho

Antonio Paredes Núñez

En la obra Antígona, se relata la tragedia de la protagonista Antígona, quien decididamente se enfrenta al rey y el decreto dictado por éste. Se da a notar la imposición del deber familiar sobre el deber social -plasmado en las leyes que forman parte del Derecho- al hacer primar sobre toda ley los principios de fraternidad que había en Antígona.

La obra pertenece al género de la tragedia, destacándose temas como la muerte, actitudes como la soberbia, el orgullo; virtudes como la sabiduría de los ancianos; el amor, el temor, la deshonra, la desobediencia; la lucha por los ideales por encima del amor entre hermanos y a la vez, el amor entre hermanos por encima de las leyes humanas. Resulta creíble lo plasmado en la obra de acuerdo a las creencias de la época, mostrando coherencia en los hechos ocurridos de principio a fin en la obra.


En la obra no se presentan escenas de muerte ni de violencia, todos los sucesos relacionados con violencia son narrados como hechos ya ocurridos; la escena más tensa se da en el enfrentamiento verbal que sostienen Hemón y Creonte, pidiendo el primero que se exima de castigo a Antígona.

Durante el relato se aprecian muestras de amor de diversos tipos, empezando por el amor fraternal que es el más arraigado a Antígona para con su hermano Polinice, demostrado con el deseo imperativo de darle las honras fúnebres y elevar las plegarias ante su deceso. Por otro lado, el amor filial, de Hemón para con su padre Creonte, cuando le da muestras de afecto y respeto respecto a sus decisiones, a pesar que posteriormente pretende hacer cambiar la opinión de su padre; y por parte de Eurídice para con Hemón, al sentir el dolor profundo de tener que soportar el deceso de su hijo. Resalta también el amor romántico de Hemón para con Antígona, llegando al suicidio por el dolor de saber muerta a su amada, pero no se demuestra el amor de Antígona para con Hemón, pasando a ser algo secundario dado que lo primordial para Antígona en el desarrollo de la obra es la sepultura de su hermano.

Se hace necesario resaltar la devoción hacia las divinidades o dioses, basando Antígona su desobediencia en ello, dado que asegura obrar para cumplir con el sepelio ordenado por los dioses, quienes no han sido los obrantes de la prohibición que hiciera pública Creonte.

También es notoria la firmeza de Antígona al no vacilar en ningún momento respecto a la decisión que había tomado desde un principio, y por el contrario, el temor de Ismena al no querer ser parte de los planes de Antígona, pese a que después Ismena desea acompañar a Antígona en la muerte.

A lo largo de la obra, da a notar Antígona su soledad y la falta de apoyo en la misión que se ha propiamente encomendado, empezando por la falta de apoyo de su hermana Ismena, continuando por la sociedad, quienes a pesar de estar conscientes de la injusticia cometida continúan el castigo y no vacilan en apoyar al rey sin respetar sus propias creencias.

Quien lee la obra (personalmente lo sentí), así como seguramente el pueblo espectador de lo ocurrido en Tebas, son atrapados por sentimientos que denotan solidaridad para con Antígona, creyendo injusta la decisión del rey, más aún cayendo tal castigo sobre ella, cuyo “error” es dejarse llevar por sus principios e ideales por encima de la autoridad, consciente del castigo que acarrea tal atrevimiento. Probablemente ponerse del lado de Antígona sea producto de identificarse con la manera en que uno actuaría, dejándose llevar por el amor que uno siente por la familia y lo que considera justo; pero nadie se pone en el lugar de la autoridad, que si bien es autoritaria, de acuerdo con la ley, Antígona está cometiendo una falta indiscutiblemente y deberá tener castigo. La injusticia por parte de Creonte no se da con mayor intensidad en el castigo aplicado sino en el decreto que impide que a Polinice se le dé la sepultura debida.

Termina demostrándose en la obra que, como muchas situaciones en la actualidad, el Derecho y las leyes que se dictan para cumplirse en la sociedad no son justas, sino más bien la justicia la dicta el pueblo y es ejecutada por el mismo pueblo ansioso de justicia y cansado de aquellos que gobiernan para sí mismos. He aquí el grito de rebeldía de Antígona hacia Creonte y el sistema social, imponiendo sus creencias de justicia por sobre la Resolución dictada por el rey.


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