CRIMEN Y CASTIGO: “EL TRIUNFO DE LA CONCIENCIA”
Juan Jose Navarro Pariona
La novela narra la historia de un crimen y
su efecto en el asesino. El entorno del asesino y su ambiente socioeconómico.
Es una novela realista clásica que muestra un retazo de la vida de San
Petersburgo a finales del S. XIX.
Su argumento gira en torno a un joven
estudiante, Raskolnikof, que abrumado por su vida miserable y su abrumadora
pobreza, no encuentra otra solución que la de asesinar y robar a una vieja
usurera. Solo así podrá continuar con sus estudios y así velar y ayudar a su
madre y su hermana que sufren también las consecuencias de la miseria.
Hecho
esto y una vez que resuelva su desesperada situación económica, Raskolnikof se
propone transformarse en un hombre íntegro, trabajador, compasivo, para así
poder anular su crimen, si es que en verdad se puede considerar como crimen la
muerte de una vieja usurera, enferma y casi idiotizada que probablemente habría
acabado de muerte natural unos meses más tarde.
El joven se decide al fin a llevar a cabo su acción, y lo hace con tal destreza que no deja el mínimo rastro que pueda llevar a la detención del criminal.
Raskolnikof
creía tenerlo todo controlado, todo menos algo su propia y traicionera
conciencia. Pronto se desatará un proceso psicológico en el cual se ahoga el
alma del homicida, no por arrepentimiento, si no por un sentimiento de culpa,
el desprecio de si mismo, la ley divina y humana que reclaman el castigo.
Solo
alcanzará la paz por la vía de la confesión, la expiación de sus pecados ante
la sociedad, en un presidio, al margen de la ley.
Crimen
y castigo está estructurada sobre un problema ético; “el fin no justifica los medios”, aunque estos
pretendan ser nobles, apartar de la sociedad a una persona dañina y decadente,
la usurera, terminar su carrera, ayudar a su madre y hermana a salir de su
mísera vida y volverse un hombre bueno y honrado como al final se propone el
mismo criminal.
En
definitiva, Raskolnikof representa la eterna y constante lucha entre el bien y
el mal, lo bueno y lo malo, lo moral y lo inmoral. Se asiste así a un
complicado proceso mental donde el protagonista elabora meticulosamente el
crimen que va a cometer, sin pensar en las ventajas materiales u de otro tipo
que le puede reportar, ya que al final acabará robándole una pequeña suma de
dinero, sus verdaderas motivaciones para cometer tal acto, son más bien de
orden moral.
Bajo
estas apariencias va encontrando en aquel acto reprochable una justificación
generosa, sincera y por lo tanto y de alguna manera que lo hace estar en paz
consigo mismo.
Al
amparo de tales premisas que se propone adoptar para sobrellevar mejor las
consecuencias de su propio acto, matar no es tan malo, solo es una difícil
decisión que hay que tomar y realizarla y lo único que le preocupa en ese
momento es no ser descubierto por la policía.
Una vez
cometido el crimen vuelve a su habitación y se tumba en su camastro durante
horas, sin una percepción real del paso del tiempo, en un estado febril que el
autor se detiene durante bastantes páginas en relatarnos, transportándonos a un
mundo febril
De una
ansiedad palpitante, dentro de una pequeña y mísera buhardilla de madera, donde
al final logra crear una atmósfera casi irrespirable, como el pobre y febril
alma de Raskolnikof.
Pronto
comenzará a obsesionarse por sí ha dejado alguna prueba que lo pueda delatar.
El paso
de un estado al otro es lento va ocurriendo a base de reiteraciones y episodios
meticulosamente entretejidos que el autor desgrana a lo largo de la obra. Así
en cierto momento el asesino se adormece y sufre una serie de alucinaciones y
pesadillas, en las que revive el crimen en todos sus detalles, AUNQUE ESTO
TODAVÍA NO ES UN VERDADERO REMORDIMIENTO, para Raskolnikof casi es como cometer
un segundo asesinato.
La
conciencia de culpa le llegará más tarde y solo a través del amor de Sonia,
otro ser desdichado y perdido como el, con una única postura ante la vida, la
resignación y el sacrificio.
Pero
aun así el reconocimiento de la culpa no es el arrepentimiento y si confiesa es
por descargar su alma, por recuperar la paz perdida, por cambiar de alguna
manera su febril estado.
Incluso, más tarde ya en el presidio,
continua esta lucha interna, su crimen como tal no es condenable moralmente y
más bien reniega de la debilidad que le llevó a confesar, únicamente y al final
del libro, solo por su amor a su amada Sonia, su amor incondicional y del
conocimiento de la verdad divina, le llegará el arrepentimiento redentor que
tanto tiempo lleva buscando.
El dilema de toda la novela es el
cuestionamiento del crimen, ¿tiene la sociedad alguna culpa en el crimen? ¿Es
Raskolnikov víctima de sus circunstancias? ¿La miseria justifica el crimen?
¿Quién es el criminal, un héroe o un villano? En varias conversaciones se habla
de todo esto y es muy interesante el punto de vista del asesino, aunque, en mi
opinión, nada justifica la violencia.
La penetración psicológica del autor es
otro elemento importante de la novela. El sufrimiento humano en toda su
profundidad. Las miserias de la clase baja de la ciudad, su moral casi esclavista
en el caso de Sonia... Katerina Ivánovna es el retrato de la mujer asfixiada
por la miseria, en ella confluyen buena parte de los demás personajes. Encarna
la miseria material y moral. En vida sometida a su marido alcohólico, y en su
muerte aparentando un estatus por encima de lo que es, hasta llegar a la
humillación absoluta y la muerte.
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