CRITICA A ANTIGONA: “CONFLICTO ETICO”
Juan Jose
Navarro pariona
INTRODUCCION:
La obra Antígona es una tragedia
griega, la cual nos va permitir hacer una reflexión acerca de los conflictos
éticos (tan mellados en nuestra época).
Usualmente la persona moral tiene que
pasar por situaciones en las que debe elegir, entre 2 opciones valiosas, de tal
forma que realizar una de estas acciones significara renunciar a la otra
opción. O también tiene que elegir entre alternativas indeseables, suponiendo
que debe elegir una de estas ya que si se abstiene de decidir entonces, su
abstención también creara mal.
Las tragedias griegas tenían por
objetivo llamar la atención de los ciudadanos respecto de la complejidad de
estos conflictos, y en todo caso, contribuir con los debates prácticos, así
como la formación del buen juicio y la phrónesis (sabiduría práctica) entre los
miembros de las polis. La posibilidad de que los diferentes bienes (y males)
puedan colisionar entre sí no era considerada una eventualidad funesta, sino el
corazón de la vida ética, una experiencia que sometía a prueba el buen sentido
y el carácter de los hombres. También la Ética aristotélica somete a discusión
la posibilidad de tales conflictos, por ello su especial énfasis en la
experiencia y la deliberación. En el phronimós (el hombre prudente) los
diferentes bienes propios de una buena vida deben estar presentes en la
proporción correcta que la recta razón y el sentido común aconsejan, pero en
ocasiones estos bienes pueden enfrentarse. Elegir un curso de acción en vez de
otro no neutralizará las razones que hacen que la opción no escogida sea
legítima.
PERSONAJES:
Antígona:
Es la hija de Edipo y Yocasta y
hermana de Ismene, de Eteocles y de Polinices. Es una persona decidida con las
ideas claras que la sirve para revelarse contra su tío, el Rey de Tebas, que
tiene todo el poder. Es consciente del peligro que corre, al querer darle a su
hermano Polinicles la sepultura que se merece, pues Creonte siempre cumplía su
palabra, pero es peor, para ella, pensar que ha fallado a sus antepasados y que
ha ido en contra de lo que la sangre que corre por sus venas le dicta.
La ley que rige en los principios
morales de Antígona, es la ley de las costumbres, de la religión y de la
familia. Ante las órdenes de Creonte de no enterrar a Polinices ante el
supuesto crimen que ha cometido, Antígona decide desobedecer la orden de su tío
aunque ello le suponga su propia vida, ella no puede traicionar a su hermano y
así se lo dice a su hermana Ismene " sí, que es hermano mío y, aunque no
quieras, tuyo. No quiero ser culpable de haberle traicionado". Se impone
la fidelidad a la familia, a las costumbres y a la moral que dice que todo
cadáver debe ser enterrado debidamente y añade " a Creonte nada le permite
inmiscuirse en lo mío".
Estas afirmaciones que Antígona hace
a su hermana, dan a entender la firmeza de sus convicciones religiosas y de
fidelidad familiar, ya que desobedecer la Ley que Creonte ha impuesto respecto
al cadáver de Polinices, le puede llevar a su propia muerte, y ella prefiere
morir a renegar de sus principios.
Creonte:
Es el Rey de Tebas, descendiente de
Meneceo, padre de Hemón y tío de Antígona, Ismere, Eteocles y Polinicles. Cree
tener la razón cuando determina que Polinicles tiene que pudrirse sin haberle
dado sepultura pero no piensa en las consecuencias que puede acarrearle la
decisión de Antígona y su oposición. Se mantiene firme toda la obra, sin
importarle la oposición de su hijo, y la explicación, con fundamentos, de su
sobrina Antígona.
Los dos únicos momentos en los que
muestra debilidad son, primero cuando Tiresias, su adivino, le advierte sobre
las consecuencias de la muerte de Antígona; y segundo cuando ve morir a su hijo
y ve a su esposa muerta.
Para Creonte su Ley es la ley del
poder. Lo primero que manda es que el cuerpo de Polinices no sea sepultado y
que sea pasto de las aves y alimañas, ya que le considera un traidor y que un
traidor, aunque sea su pariente, no tiene derecho a un entierro digno. Así lo
afirma en el texto " para mí una persona que, en la ciudad mandando, no se
atenga al mejor criterio, sino deje el miedo a tal o cual cosa cierre su boca,
me parece el peor hombre que ha existido jamás; y para el ciudadano que
posponga su patria al amigo, ninguna consideración tengo" y más adelante
dice "esta es mi decisión; jamás de parte mía conseguirán los malos más
honor que los justos, mas quien resulte amante de esta ciudad, será por mí tan
estimado muerto ya como en vida".
El criterio de Creonte es el del
poder, el de que no puede anteponer dicho poder a otras consideraciones, como
las religiosas, las de la familia, de las costumbre. Considera a Polinices un
traidor, un malvado y por ello no le puede dar el mismo honor que a los justos.
Pero le desprecia, ya que el entierro que propone no es ni siquiera digno, ya
que el cuerpo quedaría a merced de las alimañas.
Cuando se entera de la desaparición
del cadáver, el Corifeo le insinúa que el suceso puede tener algún componente
divino (religioso), pero no lo cree así, dando a entender que no cree mucho en
los dioses, así dice " es intolerable que digas (al Corifeo) que a los
dioses les importa ese muerto ni aun en el grado mínimo" y más adelante
"¿ has visto que algún dios estime a los malvados? . El cree que ha habido
algún soborno a los guardias, no cree en acciones divinas.
Ismene:
Es la hermana de Antígona. En un
momento de la obra Antígona la cuenta que va a ir a enterrar a su hermano y
ella se escandaliza y no la ayuda por temor al Rey de Tebas.
Al cabo del tiempo Ismene se da
cuenta de que es mejor ayudar a su hermana, y así lo hace. Cuando Creonte la
llama ella dice que ayudó a su hermana a enterrar el cuerpo.
Al principio Ismene tiene una
conducta cobarde, indecisa y temerosa pero al final se arrepiente de su
cobardía y rectifica.
Guardián:
Es quien va a darle la noticia a Creonte
de que alguien ha cubierto el cuerpo de Polinicles. También es el que encuentra
a Antígona cavando una tumba.
En la figura del guardián se ha
atenido Sófocles al personaje que relaja la tensión haciendo sonreír al
público. Divierte este personaje tan asustado, pero tan listo como para hacer
gracia al rey saliendo así bien del lance.
Hemón:
Hijo de Creonte y Eurípides y el
prometido de Antígona. Se opone a la decisión de su padre y le amenaza con una
espada, después se marcha a donde está enterrada Antígona y se quita la vida.
Hemón se enfrenta a su padre,
Creonte, al principio con palabras amables y protestas de cariño mutuo; pero
terminarán enfurecidos por el odio y la pasión. Los argumentos del padre son
los que ya conocemos: los hijos deben ser meras prolongaciones de los
progenitores en el trato con amigos y enemigos; sería vergonzoso que Hemón
transgrediera esta regla impulsado sólo por la pasión erótica que le haga
esclavo de una simple mujer. Creonte no puede volverse atrás; la ciudad necesita
orden, disciplina y no anarquía. Pero tales argumentos se lo ponen fácil a
Hemón. Cómo él puede salir y entrar de casa cuando quiera, posee más datos
sobre la opinión pública, favorable a Antígona, que el déspota aislado en su
palacio sin otro interlocutor que los aduladores del coro. Intenta convencer a
su padre que cree saberlo todo y nunca se doblega. Ante la irracionalidad de su
padre por el amor que siente sobre Antígona y por los principios que representa
se quita la vida cuando descubre muerta a su amada.
Tiresias:
Es un anciano, vidente de Creonte. Es
al único que verdaderamente escucha porque es quien alerta de todo lo malo que
le puede suceder con Antígona y propone a Creonte el entierro de Polinices.
Mensajero:
Es el encargado de decirle a Creonte
que su hijo Hemón se ha suicidado y también de decirle que su esposa, Eurídice,
también lo ha hecho.
Corifeo:
Es el presidente del Coro de ancianos
de Tebas. Representa la máxima autoridad después del Rey. En todo momento sabe
lo que ocurre y es consciente de la situación de Creonte. Intenta convencerle
que la sepultura del cadáver de Polinices es obra divina así el problema
quedaría zanjado, pero su intento es inútil.
Coro:
El coro representa la voz de los que
adulan al rey, y lo que hace es dar la opinión de éste, aunque puede deducir o
imaginarse lo que puede pasar. Analiza lo que hace Creonte y las situaciones
que genera. Al principio de la obra siente angustia, pero no ante la desmesura
de Creonte, secundaria hasta ahora, sino ante el atrevimiento del que ha
desobedecido sus órdenes.
Más adelante ante el castigo a
Antígona el coro se pone de lado de Creonte, la desobediencia ha sido la causa
del castigo. Los dioses han vuelto a ofuscar el que cree bueno el mal. Para el
coro el mal ha sido Antígona, en cambio para otros como hemos visto el
desatinado Creonte. Sófocles pone al coro frente a la ambigüedad ya que quiere
mostrar lo delicado y difícil del problema, saber quién tiene la razón y quién
no en este conflicto entre leyes.
Consideremos brevemente el conflicto
que se plantea en la Antígona de Sófocles. Como el lector recordará, los dos
hermanos varones de Antígona –hijos de Edipo y Yocasta – han perdido la vida
asesinándose el uno al otro en su lucha por el trono de Tebas. Uno de ellos,
Eteocles, ha muerto defendiendo la ciudad contra los invasores argivos, pero ha
violado el derecho legítimo del otro hermano – Polinices - a asumir el poder de
Tebas según un acuerdo celebrado años atrás entre ambos. Polinices, por su
parte, ha muerto defendiendo este legítimo derecho, pero para realizar este
propósito ha llevado a las fronteras de su patria un ejército extranjero para
tomarla por la fuerza. Muertos los dos hermanos y derrotados los argivos, quien
asume el trono es Creonte, cuñado de Edipo, quien proclama un edicto que
pretende dar fin a estos terribles eventos concediéndole a ambos cadáveres el
trato que les corresponde de acuerdo con el espíritu de la pólis antigua: a
Eteocles, que luchó por los suyos y murió defendiendo los muros de la ciudad,
se le debe un entierro digno de un héroe, cumpliendo los rituales fúnebres que
le permitan “reconciliarse con la tierra”, para usar una célebre expresión
hegeliana. En cambio, al cuerpo de Polinices se le condena a un destino
terrible: en castigo al atentado perpetrado contra la tierra de sus padres –que
constituye una violación a su propia identidad comunitaria – el cadáver debe
ser abandonado insepulto, fuera de los perímetros de la ciudad, para
convertirse en alimento de los perros y las aves de rapiña. Creonte ordena que
aquella persona que se atreva a enterrar a Polinices debía ser castigado con la
muerte.
ANALISIS DEL CONFLICTO SOCIAL:
Antígona es colocada por las
circunstancias en el centro mismo de un conflicto ético no resoluble sin pagar
el precio de padecer un terrible desgarramiento espiritual. Ella sabe que
Polinices ha actuado como un traidor, y que ha violado todos los principios que
un hombre de Tebas debiera honrar como miembro de la ciudad. Sabe que tiene
sentido acatar la ley de la polis, que Creonte ha proclamado para poner fin a
la Guerra de los Siete. No obstante, Antógona sabe asimismo que – como hermana
– debe observar la ley de la familia y el derecho de los muertos, y, conforme a
estos principios sagrados, tiene que enterrar a Polinices. Ambas leyes – vistas
desde la situación dilemática que ha de afrontar la propia Antígona – se
contraponen y no pueden conciliarse. Sin embargo, ante los ojos de Creonte, la
idea misma de que constituye un deber y un acto piadoso cumplir con las
exigencias del oikos resulta inadmisible:
“Dices algo
insoportable cuando manifiestas que los dioses se
preocupan
por este cuerpo ¿Acaso podrían desear cubrirlo de honores como si
hubiese
hecho algo bueno, a un hombre como él, que vino para incendiar sus
templos y
sus ofrendas, aniquilar su misma tierra y esparcir sus leyes a los
vientos?¿O
quizás ves que los dioses honren a los malvados? No es
posible.
Antígona considera que - más allá de
las consideraciones de Creonte sobre la obediencia a la autoridad como un valor
esencial para la vida comunitaria y el carácter sagrado de las razones de
Estado (Estado que él representa y comanda como el capitán a su navío, según su
propia perspectiva) -, ella se considera depositaria de una misión espiritual
de primera importancia; ella es responsable de que el espectro de su hermano
pueda descender al Hades, merced a recibir los funerales que merece como parte
integrante del círculo familiar: ninguna culpa – por evidente que sea – puede
disolver el lazo entre hermana y hermano y el compromiso ético – espiritual que
encarna. Antígona sabe que el cumplimiento de su misión implica la trasgresión
una ley que no desconoce, pero entiende que dicha trasgresión – que la llevará
a la muerte - tiene lugar en nombre de la comprensión de una ley más alta,
eterna e inescrutable por el juicio de los mortales.
“CREONTE
-¿y, a pesar de ello, te atreviste a transgredir estos decretos?
ANTIGONA -
No fue Zeus el que los ha mandado publicar, ni la Justicia
que vive con
los dioses de abajo la que fijó tales leyes para los hombres. No
pensaba que
tus proclamas tuvieran tanto poder como para que un mortal pudiera
transgredir
las leyes no escritas e inquebrantables de los dioses. Estas no son
de hoy, ni
de ayer, sino de siempre, y nadie sabe de dónde surgieron”
La situación que ella afronta es
evidentemente trágica e infortunada. Haga lo que haga, estará violando una de
las dos leyes sagradas, e incurrirá en una imperdonable hybris (desmesura). Lo
mismo puede decirse de Creonte, quien al final lleva la peor parte en el drama,
a causa de la ceguera voluntaria que padece - generada por su carácter
autoritario, su tozudez y estrechez de miras –, actitud que le impide percibir
la naturaleza y gravedad del conflicto. Antígona elegirá cumplir con sus
deberes de hermana, y cargará con las consecuencias de su decisión. Ella ha
optado por aquello que considera el bien mayor, enterrar a Polinices y honrar
la ley divina – el que merece su lealtad incondicional, al punto de sacrificar
su propia vida -, pero su elección no neutraliza en absoluto el valor del bien
rival, también merecedor de lealtad y compromiso; ambas lealtades constituyen
por razones diferentes lazos éticos de singular importancia, cuyo profundo
valor el sujeto práctico procura honrar, aunque en casos como éste uno se vea
forzado a decidir entre ellas y renunciar a cumplir con algún compromiso
realmente significativo, crucial para la vida.
El análisis de esta clase de
experiencias arroja nuevas luces sobre nuestros modos de vivir y pensar la
ética. Lo primero y más obvio que hay que destacar es que, como hemos señalado,
a pesar de lo difícil y doloroso que nos resulta afrontar estos conflictos
éticos, estos son más frecuentes y complejos que lo que nos gustaría que
fuesen, pues ellos generan a menudo situaciones ineludibles de dolor y
confusión. No obstante, considero que hay una conclusión más profunda que
podemos sacar de lo esbozado esquemáticamente hasta aquí: que – en contra de lo
que el prejuicio pudiese asegurar, los conflictos más importantes para la experiencia
y la reflexión éticas no son los que plantean el antagonismo entre bienes y
males, sino los que confrontan bienes con bienes, y males con males. A pesar de
que esta es una tesis que la fenomenología de la ética concluye sin problemas,
constituye una perspectiva que suele ser vigorosamente rechazada por la
corriente dominante de la filosofía moral.
Un buen articulo sobre el conflicto que atraviesa Antígona en una sociedad ligado por diferentes formas de conflictos éticos y el realse que le dan en esta obra, por otro lado hay un principio en que se fundamentan y es el deber tanto con la sociedad como con la familia y eso aveces se ve en personaje de Creonte en su determinado momento cuando decreta no enterrarlo al hermano de Antígona y es por eso que ella afronta las peripecias e infortunio en la obra. Ella sabe que Polinices ha actuado como un traidor, y que ha violado todos los principios que un hombre de Tebas debiera honrar como miembro de la ciudad, y por otro lado tiene sentido acatar la ley de la polis, que Creonte ha proclamado para poner fin a la Guerra de los Siete.
ResponderEliminarNo cabe duda que el pueblo de tebas necesitaba orden pero en su afán Creonte involucra los sentimientos, odio y las pasiones de sus amigos e enemigos.