sábado, 5 de abril de 2014

CRITICA A ANTIGONA: “CONFLICTO ETICO”

CRITICA A ANTIGONA: “CONFLICTO ETICO”

Juan Jose Navarro pariona

INTRODUCCION:

La obra Antígona es una tragedia griega, la cual nos va permitir hacer una reflexión acerca de los conflictos éticos (tan mellados en nuestra época).
Usualmente la persona moral tiene que pasar por situaciones en las que debe elegir, entre 2 opciones valiosas, de tal forma que realizar una de estas acciones significara renunciar a la otra opción. O también tiene que elegir entre alternativas indeseables, suponiendo que debe elegir una de estas ya que si se abstiene de decidir entonces, su abstención también creara mal.

Las tragedias griegas tenían por objetivo llamar la atención de los ciudadanos respecto de la complejidad de estos conflictos, y en todo caso, contribuir con los debates prácticos, así como la formación del buen juicio y la phrónesis (sabiduría práctica) entre los miembros de las polis. La posibilidad de que los diferentes bienes (y males) puedan colisionar entre sí no era considerada una eventualidad funesta, sino el corazón de la vida ética, una experiencia que sometía a prueba el buen sentido y el carácter de los hombres. También la Ética aristotélica somete a discusión la posibilidad de tales conflictos, por ello su especial énfasis en la experiencia y la deliberación. En el phronimós (el hombre prudente) los diferentes bienes propios de una buena vida deben estar presentes en la proporción correcta que la recta razón y el sentido común aconsejan, pero en ocasiones estos bienes pueden enfrentarse. Elegir un curso de acción en vez de otro no neutralizará las razones que hacen que la opción no escogida sea legítima.


PERSONAJES:
Antígona:
Es la hija de Edipo y Yocasta y hermana de Ismene, de Eteocles y de Polinices. Es una persona decidida con las ideas claras que la sirve para revelarse contra su tío, el Rey de Tebas, que tiene todo el poder. Es consciente del peligro que corre, al querer darle a su hermano Polinicles la sepultura que se merece, pues Creonte siempre cumplía su palabra, pero es peor, para ella, pensar que ha fallado a sus antepasados y que ha ido en contra de lo que la sangre que corre por sus venas le dicta.
La ley que rige en los principios morales de Antígona, es la ley de las costumbres, de la religión y de la familia. Ante las órdenes de Creonte de no enterrar a Polinices ante el supuesto crimen que ha cometido, Antígona decide desobedecer la orden de su tío aunque ello le suponga su propia vida, ella no puede traicionar a su hermano y así se lo dice a su hermana Ismene " sí, que es hermano mío y, aunque no quieras, tuyo. No quiero ser culpable de haberle traicionado". Se impone la fidelidad a la familia, a las costumbres y a la moral que dice que todo cadáver debe ser enterrado debidamente y añade " a Creonte nada le permite inmiscuirse en lo mío".
Estas afirmaciones que Antígona hace a su hermana, dan a entender la firmeza de sus convicciones religiosas y de fidelidad familiar, ya que desobedecer la Ley que Creonte ha impuesto respecto al cadáver de Polinices, le puede llevar a su propia muerte, y ella prefiere morir a renegar de sus principios.
Creonte:
Es el Rey de Tebas, descendiente de Meneceo, padre de Hemón y tío de Antígona, Ismere, Eteocles y Polinicles. Cree tener la razón cuando determina que Polinicles tiene que pudrirse sin haberle dado sepultura pero no piensa en las consecuencias que puede acarrearle la decisión de Antígona y su oposición. Se mantiene firme toda la obra, sin importarle la oposición de su hijo, y la explicación, con fundamentos, de su sobrina Antígona.
Los dos únicos momentos en los que muestra debilidad son, primero cuando Tiresias, su adivino, le advierte sobre las consecuencias de la muerte de Antígona; y segundo cuando ve morir a su hijo y ve a su esposa muerta.
Para Creonte su Ley es la ley del poder. Lo primero que manda es que el cuerpo de Polinices no sea sepultado y que sea pasto de las aves y alimañas, ya que le considera un traidor y que un traidor, aunque sea su pariente, no tiene derecho a un entierro digno. Así lo afirma en el texto " para mí una persona que, en la ciudad mandando, no se atenga al mejor criterio, sino deje el miedo a tal o cual cosa cierre su boca, me parece el peor hombre que ha existido jamás; y para el ciudadano que posponga su patria al amigo, ninguna consideración tengo" y más adelante dice "esta es mi decisión; jamás de parte mía conseguirán los malos más honor que los justos, mas quien resulte amante de esta ciudad, será por mí tan estimado muerto ya como en vida".
El criterio de Creonte es el del poder, el de que no puede anteponer dicho poder a otras consideraciones, como las religiosas, las de la familia, de las costumbre. Considera a Polinices un traidor, un malvado y por ello no le puede dar el mismo honor que a los justos. Pero le desprecia, ya que el entierro que propone no es ni siquiera digno, ya que el cuerpo quedaría a merced de las alimañas.

Cuando se entera de la desaparición del cadáver, el Corifeo le insinúa que el suceso puede tener algún componente divino (religioso), pero no lo cree así, dando a entender que no cree mucho en los dioses, así dice " es intolerable que digas (al Corifeo) que a los dioses les importa ese muerto ni aun en el grado mínimo" y más adelante "¿ has visto que algún dios estime a los malvados? . El cree que ha habido algún soborno a los guardias, no cree en acciones divinas.
Ismene:
Es la hermana de Antígona. En un momento de la obra Antígona la cuenta que va a ir a enterrar a su hermano y ella se escandaliza y no la ayuda por temor al Rey de Tebas.
Al cabo del tiempo Ismene se da cuenta de que es mejor ayudar a su hermana, y así lo hace. Cuando Creonte la llama ella dice que ayudó a su hermana a enterrar el cuerpo.
Al principio Ismene tiene una conducta cobarde, indecisa y temerosa pero al final se arrepiente de su cobardía y rectifica.
Guardián:
Es quien va a darle la noticia a Creonte de que alguien ha cubierto el cuerpo de Polinicles. También es el que encuentra a Antígona cavando una tumba.
En la figura del guardián se ha atenido Sófocles al personaje que relaja la tensión haciendo sonreír al público. Divierte este personaje tan asustado, pero tan listo como para hacer gracia al rey saliendo así bien del lance.
Hemón:
Hijo de Creonte y Eurípides y el prometido de Antígona. Se opone a la decisión de su padre y le amenaza con una espada, después se marcha a donde está enterrada Antígona y se quita la vida.
Hemón se enfrenta a su padre, Creonte, al principio con palabras amables y protestas de cariño mutuo; pero terminarán enfurecidos por el odio y la pasión. Los argumentos del padre son los que ya conocemos: los hijos deben ser meras prolongaciones de los progenitores en el trato con amigos y enemigos; sería vergonzoso que Hemón transgrediera esta regla impulsado sólo por la pasión erótica que le haga esclavo de una simple mujer. Creonte no puede volverse atrás; la ciudad necesita orden, disciplina y no anarquía. Pero tales argumentos se lo ponen fácil a Hemón. Cómo él puede salir y entrar de casa cuando quiera, posee más datos sobre la opinión pública, favorable a Antígona, que el déspota aislado en su palacio sin otro interlocutor que los aduladores del coro. Intenta convencer a su padre que cree saberlo todo y nunca se doblega. Ante la irracionalidad de su padre por el amor que siente sobre Antígona y por los principios que representa se quita la vida cuando descubre muerta a su amada.
Tiresias:
Es un anciano, vidente de Creonte. Es al único que verdaderamente escucha porque es quien alerta de todo lo malo que le puede suceder con Antígona y propone a Creonte el entierro de Polinices.
Mensajero:
Es el encargado de decirle a Creonte que su hijo Hemón se ha suicidado y también de decirle que su esposa, Eurídice, también lo ha hecho.
Corifeo:
Es el presidente del Coro de ancianos de Tebas. Representa la máxima autoridad después del Rey. En todo momento sabe lo que ocurre y es consciente de la situación de Creonte. Intenta convencerle que la sepultura del cadáver de Polinices es obra divina así el problema quedaría zanjado, pero su intento es inútil.
Coro:
El coro representa la voz de los que adulan al rey, y lo que hace es dar la opinión de éste, aunque puede deducir o imaginarse lo que puede pasar. Analiza lo que hace Creonte y las situaciones que genera. Al principio de la obra siente angustia, pero no ante la desmesura de Creonte, secundaria hasta ahora, sino ante el atrevimiento del que ha desobedecido sus órdenes.
Más adelante ante el castigo a Antígona el coro se pone de lado de Creonte, la desobediencia ha sido la causa del castigo. Los dioses han vuelto a ofuscar el que cree bueno el mal. Para el coro el mal ha sido Antígona, en cambio para otros como hemos visto el desatinado Creonte. Sófocles pone al coro frente a la ambigüedad ya que quiere mostrar lo delicado y difícil del problema, saber quién tiene la razón y quién no en este conflicto entre leyes.
Consideremos brevemente el conflicto que se plantea en la Antígona de Sófocles. Como el lector recordará, los dos hermanos varones de Antígona –hijos de Edipo y Yocasta – han perdido la vida asesinándose el uno al otro en su lucha por el trono de Tebas. Uno de ellos, Eteocles, ha muerto defendiendo la ciudad contra los invasores argivos, pero ha violado el derecho legítimo del otro hermano – Polinices - a asumir el poder de Tebas según un acuerdo celebrado años atrás entre ambos. Polinices, por su parte, ha muerto defendiendo este legítimo derecho, pero para realizar este propósito ha llevado a las fronteras de su patria un ejército extranjero para tomarla por la fuerza. Muertos los dos hermanos y derrotados los argivos, quien asume el trono es Creonte, cuñado de Edipo, quien proclama un edicto que pretende dar fin a estos terribles eventos concediéndole a ambos cadáveres el trato que les corresponde de acuerdo con el espíritu de la pólis antigua: a Eteocles, que luchó por los suyos y murió defendiendo los muros de la ciudad, se le debe un entierro digno de un héroe, cumpliendo los rituales fúnebres que le permitan “reconciliarse con la tierra”, para usar una célebre expresión hegeliana. En cambio, al cuerpo de Polinices se le condena a un destino terrible: en castigo al atentado perpetrado contra la tierra de sus padres –que constituye una violación a su propia identidad comunitaria – el cadáver debe ser abandonado insepulto, fuera de los perímetros de la ciudad, para convertirse en alimento de los perros y las aves de rapiña. Creonte ordena que aquella persona que se atreva a enterrar a Polinices debía ser castigado con la muerte.
ANALISIS DEL CONFLICTO SOCIAL:
Antígona es colocada por las circunstancias en el centro mismo de un conflicto ético no resoluble sin pagar el precio de padecer un terrible desgarramiento espiritual. Ella sabe que Polinices ha actuado como un traidor, y que ha violado todos los principios que un hombre de Tebas debiera honrar como miembro de la ciudad. Sabe que tiene sentido acatar la ley de la polis, que Creonte ha proclamado para poner fin a la Guerra de los Siete. No obstante, Antógona sabe asimismo que – como hermana – debe observar la ley de la familia y el derecho de los muertos, y, conforme a estos principios sagrados, tiene que enterrar a Polinices. Ambas leyes – vistas desde la situación dilemática que ha de afrontar la propia Antígona – se contraponen y no pueden conciliarse. Sin embargo, ante los ojos de Creonte, la idea misma de que constituye un deber y un acto piadoso cumplir con las exigencias del oikos resulta inadmisible:
“Dices algo insoportable cuando manifiestas que los dioses se
preocupan por este cuerpo ¿Acaso podrían desear cubrirlo de honores como si
hubiese hecho algo bueno, a un hombre como él, que vino para incendiar sus
templos y sus ofrendas, aniquilar su misma tierra y esparcir sus leyes a los
vientos?¿O quizás ves que los dioses honren a los malvados? No es
posible.

Antígona considera que - más allá de las consideraciones de Creonte sobre la obediencia a la autoridad como un valor esencial para la vida comunitaria y el carácter sagrado de las razones de Estado (Estado que él representa y comanda como el capitán a su navío, según su propia perspectiva) -, ella se considera depositaria de una misión espiritual de primera importancia; ella es responsable de que el espectro de su hermano pueda descender al Hades, merced a recibir los funerales que merece como parte integrante del círculo familiar: ninguna culpa – por evidente que sea – puede disolver el lazo entre hermana y hermano y el compromiso ético – espiritual que encarna. Antígona sabe que el cumplimiento de su misión implica la trasgresión una ley que no desconoce, pero entiende que dicha trasgresión – que la llevará a la muerte - tiene lugar en nombre de la comprensión de una ley más alta, eterna e inescrutable por el juicio de los mortales.
“CREONTE -¿y, a pesar de ello, te atreviste a transgredir estos decretos?
ANTIGONA - No fue Zeus el que los ha mandado publicar, ni la Justicia
que vive con los dioses de abajo la que fijó tales leyes para los hombres. No
pensaba que tus proclamas tuvieran tanto poder como para que un mortal pudiera
transgredir las leyes no escritas e inquebrantables de los dioses. Estas no son
de hoy, ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe de dónde surgieron”
La situación que ella afronta es evidentemente trágica e infortunada. Haga lo que haga, estará violando una de las dos leyes sagradas, e incurrirá en una imperdonable hybris (desmesura). Lo mismo puede decirse de Creonte, quien al final lleva la peor parte en el drama, a causa de la ceguera voluntaria que padece - generada por su carácter autoritario, su tozudez y estrechez de miras –, actitud que le impide percibir la naturaleza y gravedad del conflicto. Antígona elegirá cumplir con sus deberes de hermana, y cargará con las consecuencias de su decisión. Ella ha optado por aquello que considera el bien mayor, enterrar a Polinices y honrar la ley divina – el que merece su lealtad incondicional, al punto de sacrificar su propia vida -, pero su elección no neutraliza en absoluto el valor del bien rival, también merecedor de lealtad y compromiso; ambas lealtades constituyen por razones diferentes lazos éticos de singular importancia, cuyo profundo valor el sujeto práctico procura honrar, aunque en casos como éste uno se vea forzado a decidir entre ellas y renunciar a cumplir con algún compromiso realmente significativo, crucial para la vida.
El análisis de esta clase de experiencias arroja nuevas luces sobre nuestros modos de vivir y pensar la ética. Lo primero y más obvio que hay que destacar es que, como hemos señalado, a pesar de lo difícil y doloroso que nos resulta afrontar estos conflictos éticos, estos son más frecuentes y complejos que lo que nos gustaría que fuesen, pues ellos generan a menudo situaciones ineludibles de dolor y confusión. No obstante, considero que hay una conclusión más profunda que podemos sacar de lo esbozado esquemáticamente hasta aquí: que – en contra de lo que el prejuicio pudiese asegurar, los conflictos más importantes para la experiencia y la reflexión éticas no son los que plantean el antagonismo entre bienes y males, sino los que confrontan bienes con bienes, y males con males. A pesar de que esta es una tesis que la fenomenología de la ética concluye sin problemas, constituye una perspectiva que suele ser vigorosamente rechazada por la corriente dominante de la filosofía moral.



1 comentario:

  1. Un buen articulo sobre el conflicto que atraviesa Antígona en una sociedad ligado por diferentes formas de conflictos éticos y el realse que le dan en esta obra, por otro lado hay un principio en que se fundamentan y es el deber tanto con la sociedad como con la familia y eso aveces se ve en personaje de Creonte en su determinado momento cuando decreta no enterrarlo al hermano de Antígona y es por eso que ella afronta las peripecias e infortunio en la obra. Ella sabe que Polinices ha actuado como un traidor, y que ha violado todos los principios que un hombre de Tebas debiera honrar como miembro de la ciudad, y por otro lado tiene sentido acatar la ley de la polis, que Creonte ha proclamado para poner fin a la Guerra de los Siete.
    No cabe duda que el pueblo de tebas necesitaba orden pero en su afán Creonte involucra los sentimientos, odio y las pasiones de sus amigos e enemigos.

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